14.12.10

Histeria

Antes, lo único que deseaba al abrir los ojos por la mañana, era que llegara la noche para volver a dormir el máximo tiempo posible olvidándome de existir. Ahora sólo deseo que se me agote el aliento porque sé que no podré dormir. Sé que las sábanas se llenarán de sangre y mi cabeza de pura mierda, oh, claro que lo sé. Ahora que no estás aquí, conmigo, la oscuridad de la habitación me acosa con constantes pesadillas y ya no distingo si estoy despierta o durmiendo.
He dejado de buscarte. Te escupo que no me toques, que no me mires, que no vuelvas a acercarte a mí cuando en realidad quiero que interpretes que te necesito a mi lado, besando una vez más mis cicatrices y bebiéndote mis lágrimas, con tus pupilas clavadas en mis retinas obligándome a hacerle frente a la realidad. Oh, joder, qué soberbio.
He dejado de buscarte porque acabo de matarte. Mi contorno se desdobla sobre tu cuerpo y te devoro. Te araño la cara, te arranco la piel y mastico con rabia tus músculos sangrantes. Roer tus huesos y sentir tu desesperada furia ha conseguido apaciguar al monstruo de debajo de la cama, de dentro de mi cerebro. Pero ya no me abrazas. Ahora hace frío y sólo me quedan las sombras de mis fantasmas y el recuerdo de mi cuerpo sacándote las entrañas.