28.12.10

Celebrando(te)

Solía volver a casa en autobús, pero aquella noche tétrica y solitaria de diciembre, decidí que caminar bajo la intemperie de la atmósfera era lo más idóneo, tenía que serlo. Me olvidé la carta que te escribí en un cajón, pero nada más despedirme de ti recordé porqué inconscientemente la había dejado allí. No te odio, ni mucho menos, pero no estoy dispuesto a sumergirme en tu ácido de palabras e intenciones corrosivas con el fin de destruirme. No. Esta vez no caeré en tu trama. Ni tus manos, ni tus ojos ni tu sonrisa roída por tu espectro podrido podrán salvarte ahora. Ahora que ni siquiera puedo mirarte a los ojos sin sentir más lástima que rabia. Ahora que te lo has llevado todo y has intentado devastarme como un huracán de la costa este del continente americano. Puta, Extremoduro corrobora mi opinión. Puta. Lo dice todo. Voy a destriparte después de torturarte. Voy a festejar estas fiestas por todo lo alto, con el manjar de tu carne marchita y tu alma consumida. Dejaré que suene la música que desde hace meses soy incapaz de escuchar. Conjuntaré mi esmoquin negro, de luto, con tu muerte. Brindaré por tu sangre con cicuta y champán, si no encuentro nada más elegante, por supuesto.