5.11.10

Mañana(s)

Amanece. Es entonces, y sólo entonces, cuando descubro que mientras dormía me había sacado los ojos. Mis vísceras deambulaban por mi cama mientras mis globos oculares buscaban algún rincón lleno de olvido y polvo donde resguardarse del ácido lacrimógeno. Me pasa que en ocasiones me despierto con los ojos jodidamente hinchados y enrojecidos de llorar mientras duermo. Es entonces, y sólo entonces, cuando me acojono de verdad. Cuando me pregunto qué hay en las profundidades de mi pensamiento para languidecer incluso cuando mi cerebro está al mínimo funcionamiento. Tampoco entiendo cómo puede vomitarse un intestino delgado de impoluta longitud estando totalmente inconsciente, aunque en realidad no me preocupa. El problema ahora es la luz de la mañana, es el nuevo día que ha sucedido a otro ya obsoleto. Perdido. Como tú, como yo.
Amanece y sólo tengo palabras deshechas para ir perdiendo mientras me visto sin pensar y salgo a la calle dispuesta a deslumbrarme con la muerte, que está al llegar. Quiero olvidarme de la carne, y de la piel. Quiero anular la sinapsis y romperme los huesos. Beberme el vacío de tu soledad y arrojarme al abismo de tus pensamientos. Matarme. Morirme.
Amanece y te juro que el silencio es lo único de lo que quiero alimentarme.