7.10.10

De inapetencias inminentes

Hay días en los que escurren por mis mejillas y no entiendo qué es hasta que levanto la vista al cielo y veo que está lloviendo. Hay días en los que estaría repitiendo el último capítulo de la segunda temporada de Skins hasta la saciedad. Hay días en los que hundo la cara en la almohada deseando no volver a respirar y no consigo nada, ni siquiera llorar. Ya no me importan las heridas, ni las cicatrices. Sólo me hunde encontrar mis ojos en el espejo. Sólo me duele reflejarme y tener que mirarme, sin poder morirme por un breve instante. Perder el conocimiento, o desangrarme. Hay días, muchos días, demasiados, en los que el cansancio me pesa tanto como el insomnio y la necesidad de dormir para no pensar. Pero no lo consigo. Mi cerebro es la máquina perfecta para matar. A largo plazo, claro.