10.10.10

De concordes con la muerte (y flores del mal)

Podría decirse que hay mañanas que amanecen complicadas, que hay semanas que empiezan con la intención de no acabarse nunca. Pero por suerte o por desgracia, podría decirse también que todo se acaba. Las semanas incluidas, al igual que las relaciones, la paciencia o la vida misma. Podría decirse (y podría yo decirte) que por el color de mis ojeras y mis labios no seré una femme fatale jamás, ni crearé una estela vaporosa de rostros girados a mi paso, ni volveré arcilla el suelo bajo mis pies. Sólo podrías quererme si te enamorara la belleza que Baudelaire retrataba. Podrías quererme los domingos, sobre todo los domingos de tarde gris y lento anochecer. Lo siento. Yo sólo estoy hecha para dormir poco y beber mucho té.