13.7.10

by your side.

Quizá simplemente haya sucumbido por fin a la egoísta necesidad de obligarte a hacerme sufrir por temor a volver la vista al cielo y ver la luz, por no poder imaginarme cómo sería vivir sin miedo, sin dolor, sin cicatrices. Quizá simplemente esté tan acojonada que ya ni sueño ni espero beber cafés en un bar casi vacío a media tarde, a media voz, sin medias tintas, frente tu figura brillando dorada por el sol. Quizá sólo sea que me he quedado hueca de tanto golpe y tan poca sangre y lágrimas que me quedan en el cuerpo, que mi esperanza está tan vacía como mi alma o tan perdida como mi dignidad. No calculo lo que vomito con la mirada ni lo que derramo con las palabras. Estoy agotada. Siento el desaliento mordiéndome la vida, mis pies pisando sobre pisado, hundiendo el camino hacia el sinsentido sin entender los motivos y probablemente sin tenerlos. Sencillamente destruyendo lo que tengo para alimentarme de mis propios despojos, de las migajas de mi existencia, buscando palabras que no existen para intentar explicarme una vez más la ilógica paradoja de mi glorioso enardecimiento. Que aún sin órganos bajo la piel, imperfecta y deforme, humana, jodidamente humana y endeble, me late mi espíritu podrido dentro, me laten las sonrisas entre los estigmas y esto me sirve para, entre tanto horror y tanta mierda, ser feliz.