2.11.09

Dejodeser...


Consciente. Siento la amenaza de mi impotencia sumada a la desesperación y a la inapetencia brotando de mis ojos. Me duele comer. Me duele dormir. Me duele el insomnio. Me duele sentir el viento alrededor de mí. Las enfermedades ajenas. Las propias. Me duele soñar y no encontrarle aquí. Me duele tener que salir de la cama y enfrentarme al mundo. No necesitar abrir los ojos para saber que ya ha salido el sol, que demasiadas horas largas me esperan al otro lado de la puerta, que siempre quedarán las malas noticias. Esto tenía que llegar. Cuanto más encauzada parece la vida, más se notan los imprevistos. Tengo el estómago y las ganas del revés. Elijo la música sin interés. Las palabras se coordinan, se complementan. Y todo se hace posiblemente imposible con el cerebro inarticulado, incapaz de conectar pensamientos, incapaz de recapacitar o de siquiera querer o poder hacerlo. Incapaz de ver más allá, ahogándome en lo que a la vista de otros ojos no es más que una lágrima y que para mí es todo un océano, todo un puto océano. Se me acumula un universo podrido cerca del esófago y me impide ocultar lo que digo sin hablar. No puedo pensar. Pierdo el afán por las cosas con sólo respirar. Pierdo el interés de seguir luchando por algo que no deja de torcerse. Reincidente. Reincidencias. Todo resuena como un eco dentro de mi cabeza. Llegan los días de víspera de lo que en otra situación bien podrían haber sido buenos momentos, de lo que sin embargo ahora sólo me servirá de abandono a la irrealidad. Y mientras el otoño se vuelve más frío, se va volviendo más otoño.

"Este es como uno de esos días
en los que cualquier cosa harías
para no levantarte.
Todo está jodido,
todo dios quiere joderte.
En el espejo verte
¿para qué? Si vas a odiarte.
No se si a ti te pasaría,
este es como uno de esos días."