3.10.09

Calma.

La música domina mi estado anímico. De un segundo a otro puedo pasar de estar hundida en la mierda más húmeda y nauseabunda a emerger pulcra y flotar sobre el asfalto para alimentarme de la belleza de todas las cosas. Busco reconstruirme sobre cimientos estables, sanear mis raíces y dejar de lado los ya desgastados sabores del pasado. Busco reinventarme, sangrar hasta desaparecer y perderme para poder volver siguiendo el rastro de sangre. Escribo, presa del vértigo, cuando la realidad no me sujeta y puedo pensar con claridad e imprecisión al mismo tiempo. Escupo lo que me rebosa para vaciarme y volver a saturarme. Necesito volver a ver el mar, a sentir las pompas de la espuma mojando la arena que se mete entre los dedos de mis pies. El universo iluminado hundiéndose en los confines de la tierra...
Salgo sola a la calle, sin mirar algo más que las nubes blancas o la acera gris. Quiero sentir el frío del sol tallándome en la piel la decepción, escuchar La Noyee y sonreírme para dentro. Siento de nuevo que nada tiene sentido, que estoy perdida, pero he vuelto a levantarme para emprender ese maldito camino que, por suerte o por desgracia, nunca sabré dónde me llevará.
He encontrado fotos viejas, y no dejo de preguntarme qué ha pasado para que dejara de...