22.9.09

Sigue siendo hoy.


A veces creo que pongo demasiada ilusión en las cosas, pero al volver a mi cueva excluida de luz, me olvido de todas las utopías que imagino y todo vuelve a su gris rutinario, con destellos de color, sin la armonía que tanto persigo. Necesito calma, tranquilizarme, darme el tiempo que no tengo o que me ofusco en hacerme creer que me falta. Y también abrir más la persiana. Necesito el dorado del sol que se filtra mientras no pienso, que se funde en mi piel, que me devuelve la vida sin que yo lo sepa ver...
Aún me queda algo extraño dentro. Algo que no se quiere ir, algo que me impide ser quien sería si mi situación no fuese la misma. Pero supongo que apresarlo entre cuatro paredes y tinieblas no es la solución. Que salir a la calle y bañarme de Sol le aporta más concordancia a mi alma, retorcida alrededor de mí, o del humo.
Contemplo en silencio cómo el mar, tras deshabitarme, se evapora. Pero volverá. Como los fantasmas, o las golondrinas. O los versos que releo con delirio frenético, desgarrada de tanto sentir, exhausta de las emociones que me guardo. De lo surrealista, de las siluetas de un aullido a la Luna, de los recuerdos y lo imposible.

"Yo me quedo aquí a tender mi pena al sol
en la cuerda de tender desolación.
Luego empezaré a coser tequieros en un papel
y a barrer el querer con los pelos de un pincel..."