12.8.09

Un desenlace más.

Últimamente escribo sólo sobre lo que cavilo sin llegar a sentir. Escribo lo que se me escapa de las manos, lo que destrono de mi alma por insulso e insípido. Escribo lo que no me llena para vaciarme de los malditos vacíos que ocupan.
He dejado de esperar. Y mientras fumo, pienso.
Pienso en lo que dibujan mis caladas en el aire. Me quedo tan sólo con mi soledad y acaricio la dulce y tentadora idea de manchar el humo de carmín. Recreo y manipulo un montón de historias ajenas que bien puedan de alguna manera no pertenecerme, pero, al fin y al cabo, terminan por ser tan mías como las propias. Una maraña de figuras grises se contrae y distorsiona en la oscuridad.
He visto y sentido cómo unas volutas de veneno hacían el amor. He visto como forjaban espacios de vida en su interior y cómo sin aliento anhelaban expectantes mi actuación. Pero yo, simplemente, he dejado de esperar. Sigo imaginando el mar, en la infinitud de madrugadas que serían nuestras, en los mundos que compartiría contigo si demostraras que los respetas de verdad.