28.8.09

Psycho.

En ocasiones simplemente me dejo llevar. Interfiero en la ocultación premeditada de mi falta de cordura para liberar mi cerebro.
A diario me contengo en exceso, pero con el tiempo he llegado a creer que es lo más razonable. En el fondo sé que no es verdad. No comprendo qué obstruyó el camino de la vida normal prevista a ser vivida por mí, ni porqué he de torturarme para que quien me rodea pueda pensar que soy mínimamente tratable.

Hay momentos... hay lentas horas donde rescato mis monstruos, mis enfermedades neuronales sin ajustar a base de fármacos, mi deseo por la sangre, mis trastornos de personalidad, mis múltiples yo contrapuestas, opuestas y disformes.
Es cuando culmina mi existencia, rebasando todos los límites de lo corpóreo e insustancialmente real.