5.7.10

Postrimería del desenlace

El silencio domina la noche. El silencio domina los cuerpos, las almas, los recuerdos. El silencio se escurre por tu piel como el sudor al amanecer, cuando el Sol calienta desde muy temprano y escondo mi figura en tu pensamiento. Perdida entre tus sábanas sin poner, enredándome en tus manos ardiendo, hurgando en las heridas que nos hacemos día a día, incapaces de evitarlas, de curarlas. Incapaces de sobrevivir sin ser inermes ante nuestra propia existencia. Y así me es imposible dejar de amarte de esta manera, absoluta y delirante, para acabar conmigo mientras tú te extingues lentamente junto a mí.