26.6.10

Se suceden los días insinuando el fin de los mismos. No sé si es que se me han secado las palabras o si es que he derramado demasiadas lágrimas. No sé si seguimos queriendo vivir o simplemente nos dejamos llevar por la inercia. Si simplemente nos guiamos por lo que aún desconocemos y ya no nos importa no descubrir, encaminando nuestros pasos a la tortura del ver, del pensar, del ser. Encauzando nuestra existencia a la deriva, sin saber a dónde llegar, sin saber a dónde puede ir la gente como nosotros. Solos. Quizá llorando y siempre solos. Deshaciéndonos bajo la piel, sobre las sábanas, en mi cabeza. Fumándome el humo de nuestro desvanecimiento, plantando las semillas de nuestro hundimiento. Sin desear o anhelar el cuerpo o los labios de otros, desmembrados de la esperanza y aferrados a la muerte sin más decisión que el propio impulso de la locura.


A Silver Mt. Zion, Blown-out Joy From Heaven's Mercied Hole.