15.9.09

Con el billete más pequeño.

No desgarro, no padezco. He vuelto en sueños al mundo al que pertenezco sin pensar. Puedo imaginarlo, volver a sentirlo cuando aún no ha llegado el momento. Quien conoce esta sensación puede entenderlo. Y es que liberarse tras meses de complicaciones conduce directamente al Nirvana, al Edén sin las manzanas, al Paraíso de nubes doradas. Es la pócima prohibida y venenosa que te hace renacer y resurgir de entre las llamas. Donde explotan las palabras olvidadas y los sentimientos malheridos se despedazan. Donde decido qué me acompaña bajo las insonoras aguas de la evasión. Allí, allí no estarás tú. Ni yo. Ni nadie. Quedaré suspendida en el paso de las horas que ni existen ni se dilatan. Quedaré perdida en la mezcla de sabores e inspiraciones. Quedaré disipada, diluida y derramada en las imágenes, en la vedada degustación de esas otras realidades que nunca dejan de esperar.