26.5.09

250509

Me entrego a la noche estática de luz difusa y abismos circulares. El humo me ronda a boca y busco de nuevo el brillante negro de mis venas. Recuerdo entonces que estoy comenzando a olvidar, que cuando cierro los ojos pierdo la realidad y el mundo empieza a girar. Me pierdo yo, entre imágenes que todavía no existen y la viscosidad del reflejo en palabras de otros.

Los demás se engañan cuando les miro y tratan de esconderse en el color, en los destellos con los que no me fundo. Y no hago más que volar, flotar sobre sus cabezas confusas que pretenden atrapar sentidos y verdad.

Se encienden las sombras, me disipo y sonrío. Me deshago, entre manos mancilladas de metal carmesí y cortocircuitos racionales.