16.4.09

Hemoglobine.

El frío de la mañana es el único testigo de mi desesperación, cuando pierdo la cabeza entre las sábanas tratando de esconderme para llegar a otro planeta, otro universo, a otra dimensión. Sólo las sombras deformes y el aire espeso avivan el fuego de dentro, para hacerme arder y calcinarme, convertirme en ceniza y evaporarme.
Promesas rotas bajo pies descalzos.
No dejo de preguntarme qué falla para que la historia se repita una vez más.
Sólo me queda correr. Sin aliento, huyendo.
No quiero mirar atrás.
Me ahogo en un mar de lágrimas que no fluyen, naufragio en mis palabras no habladas, en lo que no llego a decir. Despedazo sueños, me disipo en el humo, interpreto realidades ilusorias y me desvanezco.
Pero tengo que seguir corriendo.