21.3.09

La noche transfigurada.

Teoremas, teorías, terapias. Sin apenas aire en los pulmones, esbozo una sonrisa sarcástica en honor a mi poca cordura. Rescribo palabras olvidadas, mastico sabores dormidos, despierto en cada madrugada durmiendo a cada amanecer. Siento como mi alma se desvela cuando se apagan las luces, cómo se consume el sol ardiente por las esperanzas que no existen. Creemos saber, ingenuamente sabemos y nos aferramos a lo que no entendemos, al dolor, a lo que pensamos que sentimos, a lo que no podemos ser, a lo que otros quieren dejar de ser, a lo que no tenemos ni podemos tener, a las fantasías, a la vida ilusoria y a infinidad de miradas que no son de verdad. Creemos existir sin ser e inevitablemente morimos en cada espejismo.

El humo se retuerce en torno a mí, en espirales, en bucles de emociones que me invento, en volutas de aire e irrealidad. Suspiro y el mundo se desvanece. Escribo transmisiones de demencia a la Nada, mi nombre cambia de color y mi cerebro de forma. Me invade un hueco silencio y me refugio en mi espera, en mi condena, en mi oscuridad. El tiempo se detiene y todo deja de fluir. Ya sólo quedan las distancias que se expanden hacia lo que no conozco, hacia donde no quiero mirar. Me despojo de lo racional, de los órganos consumidos que no dan lugar y sucumbo a la esencia del deseo, a las lágrimas mordidas en labios de otros.
Quiero desvanecerme, sentirme triste y desesperada, mientras lucho por hacer que el sufrimiento prevalezca, por que las sombras no perezcan, por que la locura permanezca. Por brillar entre tinieblas, por perderme entre halos de luz, ser lo difuso y lo nítido a la vez, lo diáfano y lo turbio al mismo tiempo. Desfallezco cada noche con la ausencia de latidos dentro de mí. El límite se extingue, traspaso la línea y me lanzo al vacío, saltando desde detrás el telón.

Me olvido de mi vida y de mí, de todo lo que puedo decir para gritarle al silencio lo prohibido, fundirme en cada palabra, siendo agua y aire a la vez, siendo música e interminables eclipses y abismos de penumbra.


Buscamos algo que no podemos encontrar y encontramos lo que no buscamos.